sábado, 8 de enero de 2011

Fábula de la sorpresa.Marta Olcina.


Había una vez, un burro muy torpe, un ciervo muy presumido y un caballo listo y veloz. Un día estaba el burro intentado coger una manzana de un árbol, pero, no podía ya que era un burro enano…y la manzana que a él más le gustaba era la que mas alta estaba. En ese momento pasaba el ciervo con unas risas que ninguno de los animales se podía explicar. Y le dijo al burro:
-Eres un torpe, mira que no poder coger una manzana ¡jajaja¡ , déjame a mi-
Dijo el ciervo. Aparte de ser presumido, también era un atleta increíble se fue unos metros atrás para coger carrerilla y…! rrraaas ¡ de un solo salto se llevo la rama mas alta del manzano con 5 manzanas incluida la que el burro quería para él. El burro desanimado se fue yendo para su casa, y, de repente, vio pasar un caballo galopando como un rayo y en ese mismo instante se le ocurrió una idea… - Le preguntaré si me puede ayudar a ser mas listo y rápido como el o como el ciervo- Pensó el burro.
Al día siguiente se dispuso a partir hacia la colina donde habitaba el caballo, pero, no era una ruta fácil…habían muchos lagos que había que cruzar, matorrales que molestaban, muchos insectos... Pero el burro tuvo suerte justo cuando estaba dispuesto a cruzar el primer “obstáculo”, el lago de las serpientes apareció por un montón de niebla el caballo, y le dijo al burro:
¡Pero qué haces aquí!, es un lugar muy peligroso, bueno, no importa dime, ¿qué es lo que quieres?-
El burro le contó la historia del manzano y lo que le había hecho el ciervo, y el caballo nada mas escuchar la palabra ciervo se dispuso a ayudar al burro a lo que quisiera, y le dijo:
-Muy bien, te ayudaré, pero hay una cosa que tendrás que hacer todos los días a partir de mañana, tendrás que llegar puntual al peral que hay detrás de la plaza del pueblo, ¿está claro?-
-Sí-
Dijo el burro. Al día siguiente se despertó una hora antes de lo que habían quedado, ya que estaba muy nervioso y no podía dormir.
Se acercó a la plaza del pueblo para ver el reloj y no llegar tarde…aún quedaban 10 minutos, pero el burro con los nervios salió escopeteado hacia el peral. Obviamente le toco esperar lo 10 minutos, y pasados allí estaba el caballo, con sus crines bien repeinadas y brillantes. El caballo estuvo practicando un montón de deportes con el burro día tras día, y el burro se despertaba dos horas antes para salir a correr, tal y como le decía el caballo…hasta que un día, cuando fue al peral no estaba el caballo si nos el ciervo, que estaba intentando coger una pera, pero, no podía. El burro no se pudo contener la risa, y cuando el ciervo le oyó empezó a decirle que lo hacia adrede, y entonces al burro se le ocurrió una idea, y le dijo al ciervo:
- Te reto a un duelo, quién consiga coger la pera que más alta esa ganara-
El ciervo aceptó sin pensarlo dos veces…ya que el no sabía que el burro había estado entrenando todo este tiempo con ese peral, ya que era el árbol con fruta más alto de todo el pueblo.
Hicieron una marca en el suelo, salieron corriendo y ganó el burro, y como consecuencia, el ciervo nunca más se volvió a burlar de nadie, ya que puede que algún día alguien sea más rápido, fuerte, listo…que él. Y claro todos los habitantes le dieron las gracias al burro, ya que estaban artos de que el ciervo no parara de burlarse de ellos, y el caballo satisfecho volvió a su casa de la colina, y todos fueron muy felices y el burro empezó a ser más sociable con le gente.

Moraleja: no hay que ser tan orgulloso como el ciervo por que un día puedes llevarte una sorpresa como la del burro.

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