jueves, 6 de enero de 2011

EL nacimiento de Venus. Celia Gasco.


Hace un par de años, cuando mi hermana mayor estaba en Italia estudiando, fuimos todos a verla en Pascua. Fue la primera vez que cogía un avión y que salía de mi casa para conocer otro país, otra ciudad, Florencia. Lo que no sabía es que me iba a gustar tanto algo que viví allí.El arte nunca me ha atraído mucho, soy más de deportes, la artista es mi hermana, siempre con sus idas y venidas de cabeza, no la entiendo.Ella estaba desesperada por ir a la Galería de Los Uffizi ya que allí se encontraba su cuadro favorito, El nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli. Yo había escuchado algo sobre ese cuadro pero ni lo había visto ni me interesaba, la verdad es que el viaje estaba siendo un poco aburrido.Cuando llegamos a la galería pasó algo increíble, el portero se puso a hablar con mi hermana y pasamos enseguida, mi padre no pudo comenzar con sus quejas típicas de que todo era muy caro, que siempre teníamos que hacer cola, etc.El sitio estaba casi vacío y toda la gente me miraba de una forma muy especial, sus ojos se iluminaban cuando yo pasaba, algo “me mosqueaba”. Nadie de mi familia se daba cuenta de que había algo extraño.Los trabajadores cuchicheaban en Italiano y no entendía nada, se que decían algo así como “é qui, é venuta” y entonces todo se quedó en silencio…habíamos llegado a la sala dedicada a Sandro Botticelli.La sala era grandísima y cuando entré el corazón se me aceleró tanto que pensé que iba a salir de mi cuerpo, mi hermana comenzó a contar la historia del cuadro, como siempre que estábamos en algún museo:

- Madre Mía (decía) es precioso, ¡no veis lo especial que es! La historia de este cuadro es fantástica, Cronos, hijo de Urano, “le cortó los huevos” a su padre y estos cayeron al mar y de la nada apareció ella, La diosa del amor…Y, sin saber como, la Venus había desaparecido y en su lugar estaba yo. Grité con todas mis fuerzas pero ellos no me escuchaban y veía a toda mi familia como a través de un cristal. ¡Que locura!...de repente escuché una voz:

- Tranquila, te estábamos esperando, permite que me presente, Soy Cefiro, dios del Viento de primavera, te he traído a la Isla de Citera soplando la mar con delicadeza para que no te asustaras.Pude observar el lugar, era precioso, estaba sobre una concha enorme y a mi lado había más gente, otra persona me habló, esta vez una mujer que abrazaba a Cefiro:

- Hola Celia, o mejor dicho, Venus, Soy Cloris, diosa de la brisa y las flores, estábamos todos tan impacientes por tu llegada. Desde el momento en el que tu hermana nos dijo que vendrías no nos lo podíamos creer.

- ¿Mi hermana? ¿Tiene ella algo que ver con esto?(me estaba empezando a enfadar)

- Más de lo que tú crees (dijo otra voz), ella es especial, como tú, ¡ohh!… disculpa, que grosera, no me he presentado, soy La Primavera, y estoy aquí para cubrirte con este manto de flores.Entonces volví a mirar hacia la sala, mi hermana era la única que seguía delante del cuadro, en aquel momento guiño el ojo hacia el cuadro y me dijo:

- Enseguida estoy contigo.Pude ver como de mi hermana salía una especie de niebla que iba justo al cuadro que había a mi lado. Comenzó a escucharse mucha gente, como si estuvieran de fiesta:

- ¿Qué pasa hermanita?, estamos en un mundo que creo Sandro Botticelli en el renacimiento, toda esta sala tiene vida, los trabajadores son protagonistas de los cuadros, y solo faltaban dos personajes, tú y yo. Tenía tantas ganas de que pudieras ver esto. Ven quiero enseñarte algo.Me agarro fuerte de la mano y salté a otro cuadro. Ahora había mucha más gente y todos estaban celebrando la llegada de la primavera, pude reconocer al portero y a algunos de los trabajadores. Todo era una locura pero empezaba a gustarme. Me coloqué bien el manto y comenzamos a correr por los diferentes cuadros donde criaturas, cada vez más extrañas, nos miraban y acompañaban, habían minotauros, ninfas, dioses, centauros y otros seres que no sé ni pronunciar su nombre. Que viaje tan especial, estuve en tantos cuadros, vi tantas cosas, jamás había sentido algo así, el arte no era un rollo como yo pensaba, era divertido y encima formaba parte de uno de los cuadros más importantes de la Historia:

- ¡Celiaaaa! ¡Cristinaaa! venga vamos que se nos hace tarde, que van a cerrar.De repente era otra vez yo.

- ¡Ya vamos papa! que le estaba contando a Celia una historia súper divertida de esta sala!El resto del viaje se me pasó volando, quería hablar con mi hermana, que me dijera cómo lo había hecho, no entendía nada, y ella siempre cambiaba de tema.El último día, en el aeropuerto, me dijo que esperaba que hubiera sido un viaje inolvidable y que seguro que no me había aburrido mucho con tanto museo. Yo le dije:

- Teta, ahora entiendo cuando dices que el mundo del arte es tan divertido, que el mayor de los poderes es la imaginación.Entonces se despidió y cuando estaba a punto de subir al avión me dijo gritando:

- Nos vemos en verano, que la primavera solo es eterna en los cuadros.

FIN Quiero agradecer a mi hermana que siempre me ha estado contando las historias que hay detrás de cada cuadro y me ha ayudado a contar esta historia.

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