miércoles, 5 de enero de 2011

El ladrón de los pies de plomo. Tomás Minguez


Érase una vez un ladrón muy malvado llamado Vicente que siempre estaba robando a las personas.

El día anterior de un eclipse Vicente hizo llamar a toda la Banda del Demonio, que era la banda que él comandaba. Allí estaban todos: Carlos, Pablo, Florencio, Ramón, Jorge y Javier, el plan de Vicente era claro, asaltar el banco de la reserva federal por la fuerza pero andándose con pies de plomo, como a él le gustaba hacer…

El afamado ladrón quería entrar por una zapatería que tenía una entrada la red de túneles subterráneos de la ciudad. De allí cruzarían 23 túneles hasta llegar a un alojamiento de armas y objetos del gobierno de Estados Unidos y desde allí contactarían con el infiltrado en la reserva de oro del Estado.

El día siguiente a las 8:23 estaban todos los ladrones en la puerta de la zapatería, entraron forzando la cerradura y se metieron por la entrada secreta. Después de 17 minutos de recorrer túneles y aguantar la respiración todo lo que podían, llegaron al arsenal, cogieron el transmisor y algunas armas y se marcharon otra vez a los túneles ya que el transmisor estaba programado para funcionar solo en el tramo 0.5.6 de túnel 14 de tuberías de Kaonoma.

El eclipse se produjo y ellos entraron, desactivaron la alarma y dejaron fuera de combate los guardias, todo aquello en 57 segundos y medio.

Robaron todo aquello que pudieron con su camioneta y se largaron se allí, pero Vicente quiso volver por las alcantarillas con 2 hombres más para limpiar los rastros. Cuando llegaron a la altura del arsenal oyeron pasos y echaron a correr hasta que llegaron a la zapatería, se quitó las zapatillas, se puso unas botas y siguió su camino.

Echó a correr hacia el puerto pero los guardias estaban cada vez más cerca. Pasó cerca de una iglesia en la que estaban emplomando las vidrieras pero él no se dio cuenta de eso y metió ambos pies en un recipiente que había en el suelo, echó a correr con todas sus fuerzas pero por más que corriese no conseguía separarse de ellos ya que con los pies recubiertos de plomo no se consigue correr mucho, se giró a mirarlos y entonces cayó en el agua y por tener los pies cubiertos de plomo se hundió y murió.

Lo sacaron del agua y lo enterraron junto con una inscripción para recordar a la gente que ser precavido es bueno, pero lo que verdaderamente es bueno es ser una buena persona, porque las buenas personas no siempre viven bien, pero lo que viven lo viven bien. Por no saberlo un hombre ha muerto así que espero que no muera más gente por esto.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado, no sé si era el final esperado pero como el cuento es mío yo me lo he inventado.

1 comentario:

  1. Hola soy Raúl Marín Gispert de 1ºF
    Me ha gustado bastante tu historia.
    Lo has narrado bastante bien,sobretodo cuando se llena los pies de plomo y se cae y muere,me ha gustado.

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