jueves, 6 de enero de 2011

Los ladrones y el flautista de Hamelín. Alexis Marín.


En un pequeño pueblo muy pobre llamado Hamelín, vivía Alí Babá que trabajaba como leñador. Un día en el bosque oyó un ruido de galope de caballos y corrió a esconderse. Eran cuarenta jinetes que se pararon delante de él sin verle. Alí Babá desde su escondite vio como se repartían un montón de sacos llenos de oro, plata y objetos preciosos y adivinó que eran robados y que escondieron en una cueva cuya puerta abrieron cuando el jefe de la banda de ladrones pronunció “ábrete sésamo”.

Cuando se fueron Alí Babá repitió las palabras que había oído y la cueva se abrió. Sorprendido al ver el botín pensó que él con la mitad sería rico por lo que decidió quitarles un poco de oro y se dirigió al pueblo a comer decentemente y dormir en una buena cama en vez de hacerlo en su cabaña. Alí Babá le contó todo a su hermano, quién rápidamente fue a robar el botín. No acordándose de las palabras mágicas para abrir la cueva cuando estaba dentro, se quedó encerrado y fue pillado por los ladrones. Kasim, que así se llamaba su hermano, y era muy cobarde, les imploró a los ladrones que no le mataran ya que era su hermano quién le había contado el secreto.

Los ladrones viendo que había más gente que conocía el secreto decidieron ir al pueblo a matar a todos sus habitantes Cuando iban a entrar en la ciudad para cometer sus crímenes, toda la gente que ya sabían las intenciones de los ladrones corrieron a esconderse en sus casas. Tan solo había un extraño individuo vestido de forma rara y que llevaba en el cinturón una larga flauta. Los ladrones lo rodearon y se burlaron de él pensado que era el único en el pueblo que no se había enterado de lo que iba a pasar. El flautista muy tranquilo les dijo que si que sabía sus intenciones y que iba a evitar que lo hicieran. Los ladrones no podían dejar de reír preguntando cómo pensaba impedirlo. De momento el flautista comenzó a tocar la flauta y no lo hacía nada mal, pero su principal cualidad era que hipnotizaba a los ladrones. Cuando estuvieron todos hipnotizados por la música, el flautista se dirigió hacia la cueva seguido de los cuarenta ladrones quedando encerrados en la misma. Los tesoros robados fueron devueltos a sus dueños y otros quedaron repartidos para las personas del pueblo, que dejaron de ser tan pobres.

1 comentario:

  1. Hola, soy Andrés Navarro Soriano.
    Me ha gustado este cuento porque has sabido mezclar los cuentos unos con otros.
    Pero lo que no entiendo es por que los ladrones se quedaron dentro de la cueva si sabian las palabras mágicas.

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