jueves, 30 de diciembre de 2010

La princesa fea. Meritxell Chover.


Había una vez una princesa morena muy bella. Un día llegó una bruja que con un conjuro mágico la convirtió en una princesa un poco fea. Ella tras ver lo que le había sucedido se asustó, y llamó corriendo a su madrina. Su madrina le dijo que no era un conjuro cualquiera sino que era un conjuro permanente. La princesa se deprimió más aun de lo que ya estaba. Corrió a contárselo a su padre pero su padre no la reconoció y le dijo: ¡yo no tengo una hija tan fea, mi hija es una princesa morena y esbelta! Los soldados la echaron del palacio. Ella que era una princesa consentida, no sabía cómo apañarse ahí afuera. Preguntó y preguntó, hasta que encontró un trabajo en una pequeña posada como limpiadora. En su primer día le mandaron que limpiara los inodoros. Ella que no sabía cómo limpiarlos, comenzó a llorar y una viejecita que pasaba por allí le preguntó: ¿qué te ocurre jovencita? Ella secándose las lágrimas le respondió: pues que yo soy la princesa de este reino y una bruja me ha hechizado, y ahora mi padre no me reconoce y me ha echado del reino. La viejecita le respondió: no te preocupes, si quieres puedes venir conmigo a mi casa y vivir conmigo, no tengo a nadie y estoy sola. La princesa aceptó, cogió su pequeño maletín y marchó hacia la casa de la viejecita. Cuando llegó allí la viejecita le ofreció de todo; comida, una habitación… Al arreglar sus cosas la viejecita se marchó a comprar y ella mientras se tumbó a dormir. Mientras, en el reino su padre no paraba de buscar a su hija. Desesperado porque se estaba haciendo la hora de comer y ella no aparecía, su padre proclamó por todo el reino que quien la encontrara obtendría una gran recompensa o bien, se podría casar con ella. Todos los jóvenes del reino comenzaron a buscar a la princesa. Un joven llevó al palacio una chica que había visto por la calle, para haber si le daban la recompensa. Pero el rey conocía muy bien a su hija y no hizo caso de lo que el joven decía. Mientras, la princesa despertó de su pequeña siesta, y fue a dar un paseo. Un joven la vio y le preguntó: ¿tú eres la princesa, verdad? Ella respondió: sí. El joven le explicó que su padre estaba preocupado por ella y que estaban ofreciendo una recompensa por ella. El joven le ayudó a llegar al castillo de incógnito para que nadie la descubriera. Cuando llegó le dijo la princesa al rey: papá estoy aquí y no me voy a quitar la capa porque no creerás que soy yo. Su padre le dijo: hija reconozco tu voz y sé que eres tú. Por favor quítate la capa y enseña tu rostro. La princesa al quitarse la capa seguía siendo fea, su padre le preguntó: pero hija, ¿Qué le ha ocurrido a tu bello rostro? La princesa le explicó lo el conjuro y el rey lo comprendió todo. El joven que la había acompañado, era un joven muy valiente y hermoso. El joven le dijo: ¿quieres casarte conmigo? Y la princesa aceptó encantada.
El día de la boda todo era maravilloso y cuando llegó el momento de besar a la novia, la novia cambió por completo volvió a ser bella otra vez. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

2 comentarios:

  1. Hola soy Regina de 1ºG. Lo que mas me ha gustado de tu cuento ha sido como lo has escrito. Utilizas las palabras como si fueras una escritora profesional. El final es lo que menos me gusta por que podrias acabar el cuento de otra manera.

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  2. Hola soy Cristina Marín Blay. Lo que más me ha gustado es que está muy bien explicado, y lo que menos ha sido el final, porque yo lo alargaría un poco más, después de que la princesa se hace bella.

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