jueves, 30 de diciembre de 2010

Caperucita fashión. Hugo Marín



Había una vez una chica que vivía en la montaña muy alejada de la ciudad. Cerca de su casa había un gran bosque que conducía a la ciudad pero sus padres no la dejaban ir sola. Por lo tanto, se pasaba muchas horas paseando por el bosque aburrido, muy, muy aburrida, soñando que era famosa y salía en la portada de la revista Super Pop.
Un día se le ocurrió ir al desván de su casa, donde guardaba cuentos infantiles y un montón de juguetes de su infancia. Le llamó mucho la atención un libro titulado:”Caperucita Roja” y pensó: Mira esta pringada. ¿Cómo es posible que con una simple caperuza roja se haya hecho famosa en todo el mundo? ¡Y yo aquí muerta de aburrimiento! ¡Esto no puede seguir así, quiero ser famosa y empezaré por cambiarme el nombre! ¡No se le podría haber ocurrido un nombre mas chungo a mi madre que…”Asunción”! ¡Me da repelús solo de pensarlo! ¡A partir de hoy me llamaré Fashunción… noooooo, que tontería mas gorda, tengo que inventarme un nombre que no suene a friki. Mmmm, ¿que tal Susi? No, demasiado visto. Tiene que ser un nombre original y único en el mundo. ¡Ya lo tengo! Si el nombre de Caperucita Roja ha tenido tantísimo éxito mundialmente ¿porque no me baso yo en ese nombre para crear otro similar? ¡¡¡Ya lo tengo!!! ¡¡¡Caperucita Fashion!!! ¡Y como es larguísimo de la muerte lo abreviare un poquito…¡Su-si-fash! Aunque suene un poco a helado me gusta mas que A-sun-ción ¡Ya tengo el nombre, ahora necesito la vestimenta!
-¡¡¡Mamaaaaaaaaa!!! ¡¡¡Hazme una capa con las cortinas de Hello Kitty!!!
Al día siguiente, Susifash se probó su nueva capa supermegafashion. Era una capa de tela color rosa y con un estampado de Hello Kitty. Además, para demostrar su identidad al mundo de la moda le pidió también a su madre que le bordara el nombre de Susifash en la espalda. Pero tenía un pequeño problema. ¿Qué importancia tenía llevar una capa de Hello Kitty y con su nuevo nombre bordado en la espalda si no podía ir a la ciudad y lucirla? Su madre no la dejaría y tenía que conseguirlo como fuese.
-Mama, por favor, tienes que dejarme salir a la ciudad para enseñar esta capa tan chula que me has hecho a mis amigas del insti. Ya creo que soy lo suficientemente mayor e independiente como para salir a ver mundo, y te juro por la Kitty que a las ocho en punto estaré aquí.
-Vale, confiaré en ti. Pero como a los ocho en punto no estés aquí no te dejaré salir a la ciudad nunca mas, ¿entendido?
-¡Entendido mama! Y gracias por todo.
Susifash salió de casa a las tres en punto y les envió un mensaje por el móvil a sus amigas avisándolas de que iba a ir a la ciudad. Estaba tan nerviosa que le temblaban las piernas.
Al cabo de media hora Susifash llegó a la ciudad y se reunió con sus amigas en la puerta del instituto. A las amigas les encantó la nueva capa de su amiga:
-¡Que capa tan wapa, es lo más!
-¡Que passadaaa!
Se fueron al quiosco a comprarse un helado, pasearon por el parque, se encontraron con unos “amigos” a los que Susifash alucinó con su capa y se fueron todos juntos a la fiesta de cumpleaños de su amiga Laura.
Se lo pasó como nunca, se rieron, se hicieron fotos, bailaron, jugaron a “la botella”, comieron tarta… y repitieron. ¡Una pena que ya fueran las 7:30 y tuviera que volver a casa… ahora que estaba “en su salsa”. Susifash se despidió de sus amigas y quedó para el día siguiente.
Ya estaba empezando a anochecer y si no volvía a la hora acordada ya podía ir despidiéndose de ir a la ciudad. Mientras ella iba caminando y pensando en sus asuntos se oyó un ruido, después crujió una rama y finalmente una voz le dijo:
-¿Dónde vas Caperucita?
De pronto un lobo con unos colmillos enormes apareció delante de ella.
-”A casa de mi abuelita”- contesto dulce y sumisamente.
Al cabo de unos segundos, Susifash se puso en jarras y le contestó al lobo:
-¿Y a ti que te importa, lobo cotilla? ¿Acaso crees que este es el cuento de “Caperucita Roja”? ¡Lárgate y no metas el hocico donde no te llaman!
En ese momento, el lobo abrió la boca enseñando sus enormes colmillos e intentó atacar a Susifash. Esta, como defensa, se le ocurrió la gran idea de darle una patada con todas sus fuerzas en una parte del cuerpo tan, tan dolorosa que en este momento no me gustaría ni siquiera mencionarla. El lobo cayó al suelo sumamente endolorido y gimiendo como un caniche y le preguntó:
-¿Pero estas majareta? ¡Menuda patada que me has dado!¡¡¡Pero si no te iba a hacer daño, tan solo quería ser famoso como el lobo de Caperucita Roja!!! ¡El único problema es que soy un desgraciado y nunca tengo la gran fortuna de encontrarme con Caperucita Roja!¡¡¡Y por una vez en mi vida que se me presenta la oportunidad vas tu y me la estropeas!!!
-¡Ey! ¡Tranquilito, vale! ¡Tú no sabes lo que es ir andando por un bosque a las ocho menos cuarto de la noche y encontrarte con un lobo que “simula” atacarte! ¡Si lo que de verdad deseas en esta vida es ser famoso has acudido a la chica indicada! ¡Yo también quiero ser famosa en todo el mundo como Caperucita Roja! ¿Sabes lo que eso significa? ¡Juntos formaremos el equipo ideal y seremos reconocidos en todo el mundo como “Caperucita Fashion y el lobo pibón! ¿Estás de acuerdo conmigo?
-Totalmente, pero ya te lo he dicho antes: ¡¡¡Yo no quiero ser el lobo pibón, quiero ser el lobo feroz!!!
-¡He dicho el lobo pibón y punto pelota! A partir de hoy serás un lobo amable y educado en vez de un lobo temible y avaricioso. ¿Entendido?
-Entendido.
-¡Muy bien! Nos vemos mañana a las tres de la tarde en este mismo punto, ahora tengo que irme. ¡Que pases una buena noche!
-¡Igualmente!
Susifash siguió el camino de vuelta a casa y el “lobo pibón” se metió dentro de unos matorrales.
-¿Cómo te ha ido, bomboncito mío?-preguntó la madre de Susifash a la que esta llegó a casa.
- ¡No lo sabes tú bien mama!, ¡no lo sabes tú bien!-contestó Susifash con una sonrisa pícara.
Al día siguiente, Susifash se levantó de muy buen humor. A la que se dirigió al armario, aparte de sacar su ropa y la capa de Hello Kitty sacó un traje de lo más elegante acompañado de una corbata y un bonito sombrero de cuero. También sacó colonia para hombre y un peine. Todo esto lo hecho en su bolso de Hello Kitty viajero y estuvo todo el día en casa hasta que se hicieron las tres de la tarde. Susifash se despidió de su madre y partió hacia el tramo de bosque en el que había quedado con el lobo.
Cuando estos dos se encontraron, Susifash le dijo:
-Prepárate lobo, porque te voy a dejar de lo más pibón.
Susifash lo vistió, lo peino y le puso colonia por todo el cuerpo (incluyendo una pequeña ducha en el río con gel y champú ya que el lobo olía que apestaba)
Al cabo de media hora el lobo estaba elegante a rabiar con su atuendo, su sombrero que dentro ocultaba un bonito peinado, su corbata y medio frasco de colonia que Susifash había utilizado para que el lobo pibón no oliera a “agua de pantano”. Una vez todo listo, Susifash (ahora Caperucita Fashion) miró el reloj y vió que iban con 15 minutos de retraso, así que cogió al lobo de la mano y se lo llevó corriendo por el bosque.
Estuvieron corriendo todo el camino hasta que llegaron a la ciudad más pronto de lo que tenían pensado. Susifash llevó al lobo con sus amigas que la estaban esperando, como siempre, en la puerta del instituto.
-¡Hola chicas! ¡Mirar, este es mi amigo, el lobo pibón! ¡Saludarlo!
-¡¡¡Hola lobo pibooooooooon!!!
El “lobo pibón” se tapó los oídos debido a aquel chillido colectivo pero se los destapó cuando vio que Susifash le daba un codazo en las costillas. Acto seguido el lobo contesto intentando ser lo más amable posible.
-Hola a vosotras también.
Las amigas de Susifash se quedaron un poco extrañadas ante aquella respuesta tan “áspera” y Susifash les dijo intentando disimular:
-¡Esto, chicas! ¡Al lobo pibón le apetece un helado de chocolate! ¡Claro, como nunca los ha probado! ¡Es lógico! Ja, ja, ja.
Disimuladamente Susifash cogió al lobo de la oreja con todas sus fuerzas y lo hizo desaparecer tras un muro junto a ella.
-¡Ey! ¡Pero que mosca te ha picado! ¡Solo intentaba ser simpático!
-¡Pues perdona que te diga pero lo has clavado!
-¡¡¡Y que iba a hacer si no!!!
-¡Pues algo así como: “Hola señoritas. Vais de lo más guapas.” Y besarles la mano a cada una.
-¡Yo no pienso besarle la mano a nadie y sanseacabó!
-Esta bien “lobo cabezón”, si no quieres aprender por las buenas aprenderás por las malas. A partir de hoy todas las mañanas a las once en punto te quiero en mi casa. Para llegar a ella sigue recto en sentido contrario al camino de la ciudad y en cinco minutos la encontraras. Ahí aprenderás todo lo que necesitaras para ser un caballero.
-¿Cómo? ¿Insinúas que ahora me vas a dar clases particulares?
-Evidentemente. Te espero mañana a las once. Pero ahora vamos con mis amigas e intenta ser lo más educado posible.
El resto del día lo dedicaron, sobre todo, a introducir al lobo pibón en la pandilla de Susifash. Le enseñaron los nombres de todas las chicas por orden alfabético y sus edades de menor a mayor, hablaron de sus gustos y aficiones, de sus comidas favorita, de los chicos del instituto que les gustaban…
Al final del día, Susifash se fue a casa acompañada por el lobo y estos quedaron al día siguiente para empezar sus clases de modales particulares.
Al día siguiente, el lobo fue a casa de Susifash a las once como habían acordado. El lobo pibón se puso una chupa, un sombrero y unas gafas de sol para que la madre de Susifash no sospechara que era un lobo. Susifash le dijo a su madre que tan solo era un amigo suyo de 14 años que venía a su casa a intercambiar música por el móvil. Su madre se lo trago y una vez arriba empezaron las clases. Alrededor de la semana, Susifash le enseño al lobo pibón a ser simpático y agradable con sus amigas. Al principio le costaba un poco, pero al final del mes ya sabía incluso comer con tenedor y cuchillo, masticando 25 veces cada trozo y limpiándose con una servilleta para después doblarla por la mitad.
El lobo pibón ya era uno más de la pandilla. Parecía incluso humano, a decir verdad. Cuando iban a alguna fiesta de cumpleaños, el lobo pibón, si quería repetir tarta lo pedía por favor, y una vez le servían el trozo de tarta, nunca se olvidaba de decir gracias.
La noticia de que existía un lobo que sabía hablar y era educado y servicial se extendió por toda la ciudad y, al cabo de un par de meses, para sorpresa del lobo pibón y de Susifash, se hizo famoso. También Susifash y todas las demás chicas de su pandilla se hicieron famosas, ya que a los reporteros les impresionó mucho que fueran todo el día al lado de un lobo salvaje sin asustarse apenas. Toda la pandilla de Susifash estaba de lo mas ilusionada.¡¡¡Iban a ser famosas!!! Todo iba sobre ruedas hasta que un día mientras iban paseando por una de las calles de la ciudad se encontraron con un hombre bajito y rechoncho que tenía pinta de ser un personaje de lo más importante. Este se acerco y les dijo:
-Hola chicas y chicos- dijo mirando de reojo al lobo pibón- voy a daros una oportunidad con la que arriesgo un dedo de la mano a que no os la vuelven a presentar en vuestra vida, así que pensaros 1000 millones de veces la pregunta antes de contestar- dijo haciendo una larga pausa.
Toda la pandilla de Susifash estaba con la boca abierta esperando oír la pregunta hasta que al fin aquel hombre se decidió a hablar.
-Soy el director de Hollywood y me gustaría preguntaros de corazón si con 13 y 14 años os veis lo suficientemente mayores e independientes como para vivir en la casa de los grandes famosos. ¡Si, habéis oído bien!, soy un director de cine de Hollywood, el sitio más famoso que existe sobre la faz de la Tierra. En fin, ¿Estáis dispuestas a venir? Si lo hacéis podréis ganar 10 millones de euros, es decir, tan solo con acudir voluntariamente ya sacareis algo de dinero.
Susifash y sus amigas estaban temblando de la emoción, y lo peor de todo es que no sabían que hacer. El lobo pibón estaba chorreando sudor y tiritaba los dientes.
-Hollywood es, aparte de la casa de los grandes famosos, una máquina de hacer dinero, como supongo que ya sabréis. Lo que significa que si acudís a Hollywood antes de que pase una semana, ya que es el plazo máximo de tiempo, podréis conseguir todo el dinero que queráis y más. ¡Seréis multimillonarias! Aunque, como no, todas y cada una de vosotras tendréis que firmar este papel que decidirá el resto de vuestras vidas. Ahora decidme, ¿estáis dispuestas a firmar este papel y pertenecer a Hollywood para el resto de vuestras vidas?
Susifash y sus amigas no sabían que contestar. El lobo pibón menos todavía. Susifash, en sus mejores pronósticos, había soñado en salir en la revista Super Pop o salir en la tele de vez en cuando, pero no en pertenecer a Hollywood para siempre.
-Por favor, me gustaría que me dierais vuestra respuesta de forma rápida. Tengo prisa.

Susifash y sus amigas estaban empezando a ponerse nerviosas hasta que el lobo pibón contestó.
-Lo sentimos mucho. No queremos ir a Hollywood.
El hombre se quedo con la cara blanca, a punto de darle un infarto y le preguntó al lobo pibón:
-¿Y eso por qué?
-Porque somos una pandilla de amigos y amigas. Yo cuando me uní a ella también quería ser famoso, pero he descubierto lo que es tener amigas y no lo cambiaría por nada. Ni siquiera por pertenecer a Hollywood. Lo único que conseguiríamos yendo a Hollywood es ir separándonos poco a poco hasta que al final no quede ni un solo miembro en esta pandilla.
-Pero ganareis millones y millones de…
-Lo sentimos mucho señor director. La respuesta es un “no” rotundo e inamovible. No todo en la vida es dinero y más dinero. También hay otros dos valores que son el amor y la amistad que es lo que siento por mis amigas. Además, aunque usted no lo vea, delante de mí tengo un tesoro de valor incalculable. Dentro de el hay tantos lingotes como uno pueda desear.
-¡¿Cómo!? ¡¡¡Donde diablos esta ese tesoro!!! ¡¡¡TIENE QUE SER MIO Y SOLO MIO!!! ¡¡¡Una panda de inútiles de vosotros no me lo va a robar jamás!!!
-Veo que no lo ha entendido bien. Ese tesoro tan valioso del que hablo son mis amigas.
-Ah, ya decía yo que gente de segunda como vosotras tuviera un tesoro con lingotes de oro. En fin, si la respuesta sigue siendo que no, me iré a otra parte a buscar famosos con los que negociar.
-Espere señor director de Hollywood.
-Llámeme señor director a secas.
-En fin, señor director. Antes de que se fuera me gustaría decirle que tiene un síntoma que he detectado en usted desde que vino. Ese síntoma se llama avaricia en el bosque del que yo provengo. Es usted un hombre que está enfermo con el dinero, no puede vivir sin él. Por eso mismo no queremos ir a Hollywood y acabar como usted. Definitivamente esa es nuestra conclusión final.
-Esta bien, me lo habéis dejado bastante claro, la verdad. Habéis desaprovechado una gran oportunidad. Adiós y hasta nunca.
Sin decir nada mas, el director de Hollywood se fue cabizbajo y el lobo pibón se sentó en la acera.
-Has hecho lo correcto, lobo pibón. Estamos orgullosas de ti. No nos hubiera gustado acabar como aquel pobre hombre, la verdad. Nosotras jamás hubiéramos tenido el valor suficiente como para decirle todo lo que tú le has dicho aunque era lo que pensábamos por dentro.
A partir de hoy seremos una pandilla de amigos inseparable y siempre estaremos ahí cuando tú o alguna de nosotras lo necesite.
Acto seguido Susifash, el lobo pibón y sus amigas se abrazaron con todo el amor que tenían dentro e hicieron un juramento para prometer que nunca jamás se separarían.

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